La población está a 100 kilómetros de la ciudad de La Paz, en la Provincia Nor Yungas, la principal vía de acceso hoy en día es la carretera Cotapata-Santa Barbara.

La comunidad afrodescendiente cree que tiene vastas razones para ser considerada una cultura. Es cierto que adoptaron elementos de la cultura aymará, como la pollera, pero hoy están en fase de retorno a la influencia africana, lentamente, poco a poco, de ahí que en las mujeres ahora es mejor visto que lleven blusas anchas, de decorados característicos y llamativos, no más trenzas que cuelgan a los lados, sino decenas de ellas adornando la cabeza con adornos de vivos colores, en los varones también existe la inquietud de saber cómo se vestían sus antepasados en África.

La artesanía igualmente ha empezado a enfatizar la influencia de los ancestros. Ahora se puede notar que la pintura muestra sin modestia sus colores fuertes y llamativos, un reflejo de la alegría propia de las culturas africanas.

Entre las manifestaciones artísticas, por supuesto que lo más vistoso es la saya. Pero hay otros elementos culturales que aún no se conocen, como por ejemplo las peculiaridades del matrimonio y el entierro de las culturas africanas, este último evento se denomina "mauchi", que es una especie de oración y canto; como un lamento compartido con los demás por la pérdida del ser querido. Una costumbre que se ha mantenido desde las tristemente célebres épocas de la esclavitud. Hasta la manera de expresarse es diferente. Su lengua es el español, mas lleva modismos que sólo los negros comprenden. Los jóvenes investigan y creen que su acento es una herencia de los primeros hombres llegados de otro continente para ser sometidos como esclavos.

BREVE HISTORIA.

Llegaron de Ghana, Angola y el Congo; algunos incluso de Sudán. En tiempos de la Colonia los hombres de color se ubicaron en Centroamérica en calidad de esclavos. Sin embargo un numeroso grupo llegó a la región del Alto Perú, la mayoría fue a dar a las minas potosinas, donde no pudo adaptarse a las condiciones climáticas. Allí es que comenzaron a morir, principalmente las mujeres. Por este motivo, algunos colonizadores decidieron trasladarlos a los Yungas principalmente las zonas que hoy pertenecen al Departamento de La Paz, para que trabajen en los cañaverales. Algunas familias solían marcarles el cuerpo para que se sepa a quién pertenecían.

Una de las principales características de los esclavos que llegaron del Continente africano era su lealtad hacia las personas que los protegían.

El antropólogo Freddy Michel dice que después de la Colonia adoptaron la vestimenta e incluso el idioma de los lugareños: el aymara. Algunos asumieron el apellido de los marqueses a los que pertenecían, consolidándose su presencia en el país.

Se adaptaron a la zona y aprendieron a comer frutas, racacha, walusa, plátano de cocinar y yuca. Desde entonces se dedican al cultivo de la tierra.

Mucho ha pasado desde aquello. Hoy en día los descendientes de aquellas personas impulsan un proceso reivindicativo lo que en antropología se llama ednicidad, es decir que se protegen contra otros y resaltan sus propios valores. Y esta es una corriente que circula por toda América